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viernes, 9 de mayo de 2014

SUEÑO-REPOSO

Tema: Sueño-Descanso

v  ¿Cuáles son los beneficios del sueño?

El sueño produce en nuestro organismo una serie de beneficios, los más conocidos son: la oportunidad que tienen los órganos para reposar y restablecer la energía. No obstante, existen más beneficios proporcionados por el sueño:
El organismo lleva a cabo una poderosa renovación en la que cabe destacar:
  • Todos los músculos, inclusive los del rostro, se relajan. 
  • Aumenta la secreción de la hormona del crecimiento, que en las personas adultas es la encargada de la regeneración de las células y en niños y adolescentes favorece el crecimiento. 
  • Hay mayor producción de colágeno, la proteína responsable del sostenimiento y la elasticidad de la piel, por citar algunos beneficios. 
  • Además, debemos mencionar la función restauradora: Por medio de la síntesis proteica durante el sueño. Favorece también, el desarrollo del sistema nervioso ya que estimula la integridad de la memoria y el aprendizaje. (Mientras se duerme, se produce el almacenamiento de la memoria a largo plazo).

En cuanto al sistema inmunológico, hay que señalar que favorece las defensas del organismo y aumenta la resistencia a las enfermedades por la producción de anticuerpos.
Por último, se debe hacer alusión a la disminución de la presión arterial así como del gasto de energía, lo cual favorece a la regulación de la homeostasis (equilibrio) del organismo.


  La importancia de la siesta para los bebés y niños.

En sus primeros tres años de vida, el niño adquiere las bases necesarias para aprender de forma adecuada nuevos conocimientos y relacionarse con el mundo que le rodea. La siesta ayuda al cerebro a retener la información.
Más allá de curar el cansancio prolongado, el sueño facilita el almacenamiento de la memoria a corto plazo y deja espacio para nueva información. En los niños de uno a tres años, además, una siesta durante el día aumenta las posibilidades de alcanzar un nivel avanzado para discernir lo importante de lo irrelevante.
Además de estos beneficios neurocognitivos, las siestas proporcionan, al acelerado desarrollo físico e intelectual de los niños en esta etapa, el tiempo de descanso necesario para reponer fuerzas. También ayuda a que los menores no lleguen a estados exagerados de agotamiento y tengan dificultades para dormir por la noche. Se ha confirmado que la siesta en la infancia reduce la hiperactividad y la ansiedad en los niños.

v  Las necesidades de horas de sueño en los niños de 0-6 años justificación y representación de los resultados en una tabla.



Hasta el año. El recién nacido duerme de 16 a 17 horas: 9 horas por la noche y el resto por el día. Con el tiempo las horas de sueño se reducen. A los tres meses, el bebé necesita descansar 15 horas y al cumplir un año 13 ó 14: 11 horas de noche y 3 por el día.

De 1 a 3 años. Cada niño debería dormir entre 10 y 13 horas al día. Entre el segundo y el tercer año, la mayoría de los niños abandonan la siesta.

Entre los 4 y 5 años. Duerme de 10 a 12 horas por la noche. Ya no necesitan la siesta, pero es bueno que descanse un ratito después de la comida.

A partir de los 6 años. Las necesidades de sueño van disminuyendo una hora cada año. Entre los 6 y los 8 años, el niño necesita de 11 a 12 horas de sueño, y con 10-12 años, unas 10 horas.


v  Describe actividades para el descanso-sueño para aplicar en la en la escuela infantil dependiendo de la edad del niño/a.


Las condiciones de los espacios destinados al sueño han de ser saludables, para que esto sea así el lugar donde van a dormir sea un espacio resguardado de la actividad de otros niños o de otras actividades que se estén realizando en el centro. Además su ambientación ha de transmitir tranquilidad y relajación.

En el caso de los lactantes, se debe disponer de un dormitorio con cunas, separado del aula pero cercano, de manera que unos puedan dormir cuando lo necesiten y otros permanecen despiertos. Debe de estar condicionado de tal manera que los ruidos externos no molesten, pero que los ruidos producidos por los niños que duermen si pueden ser sentidos.

En las aulas de los niños y niñas más mayores también debe existir la posibilidad de que puedan descansar cuando lo hesiten, habilitando un espacio retirado con colchonetas o hamacas. Para acostarse es imprescindible descalzarse y aligerarse de ropa, garantizando la libertad de movimientos, la transpiración y la no existencia de rugosidades o pliegues que puedan molestar. El sueño ha de ser agradable y placentero

Además de saludable, el sueño también debe ser agradable y placentero. Si los niños no encuentran por sí solos los motivos y el gusto por dormirse, los educadores han de ayudarles haciendo que consigan un ritmo pausado de respiración (entonando una canción de cuna, por ejemplo), ofreciéndole un objeto de transición, leyéndole un cuento, etc. Las estrategias que se utilicen en cada caso deberán estar en consonancia con el nivel de desarrollo evolutivo y afectivo-emocional de los niños.

Las actividades previstas en el momento de acostarse deben ser relajadas par ayudar al tránsito de la vigilia al sueño: cambio de pañales, leer un cuento, cantar una canción…También es importante respetar los ritos individuales (chupar algo, balancearse, tocar algún objeto,…) y desearle individualmente a cada uno un buen sueño.Para que el momento del sueño sea placentero también es importante que el despertar sea espontáneo.

El espacio y los momentos destinados al sueño deben se reconocibles por el niño. Hay elementos que pueden indicar a los niños que se acerca el momento de dormir: actividades más relajadas, actividades de limpieza, proporcionándoles los elementos para dormir (bajar las persianas, recoger los juguetes, preparar las colchonetas,…)
Todos estos elementos predisponen a los niños y niñas a intentar conciliar el sueño, la repetición del ritual a la hora de dormir da seguridad.

v  Describe los trastornos del sueño más frecuentes en niños (definición y características y actuación ante los mismos los mismos.

Trastornos relacionados con la respiración: El Síndrome de apnea del sueño infantil se caracteriza por la presencia de episodios de obstrucción parcial o total de la vía aérea superior que aparecen durante el sueño. Ello produce despertares frecuentes, rompiendo el ciclo del sueño y provocando somnolencia diurna. Es de muy difícil diagnóstico en la infancia precisándose un estudio polisomnográfico para su detección. Parte de esta dificultad reside en que la mayoría de los sujetos no tienen conciencia del problema.
Puede ocurrir a cualquier edad pero lo normal es que se diagnostique en niños de 2 a 7 años.
Las conductas observables más importantes son el roncar y la somnolencia diurna.
Como tratamiento base suele aconsejarse reducción de peso (si hay obesidad), el mantenimiento de horarios regulares con un mínimo de 8 horas, y la eliminación de la ingesta de cualquier tipo de alimento o bebida con componentes estimulantes (coca-cola, chocolate, café, etc.).

Trastornos del ciclo circadiano: Aquí se incluyen los trastornos del sueño debidos a una mala sincronización entre el horario de sueño deseado (el establecido conforme a la normativa social) y el real. En niños y adolescentes, es más habitual la alteración del ciclo debido a la denominada fase de sueño retrasada. Se caracteriza por una dificultad inicial de conciliación del sueño pero con mantenimiento del mismo una vez iniciado. El resultado es que hay gran dificultad para levantarse al inicio de la mañana y se tiende a prolongar la estancia en cama, lo que a su vez, repercute negativamente con la necesidad de dormir antes por la noche.
El tratamiento más efectivo en estos casos se denomina cronoterapia y consiste en avanzar cada día un poco más (según las necesidades del caso) la hora de acostarse, hasta conseguirse la sincronización y mantenimiento con el horario deseado.

Parasomnias: Se denominan parasomnias a aquellos trastornos del sueño caracterizados por acontecimientos o conductas anormales asociadas al sueño, a sus fases específicas o a los momentos de transición sueño-vigilia.
Las parasomnias más habituales son: pesadillas, terrores nocturnos y sonambulismo.
La característica esencial del sonambulismo es la existencia de episodios en los que el niño se incorpora de forma brusca de la cama e incluso puede levantarse y comenzar a deambular. Los ojos se mantienen abiertos y la mirada fija. El niño puede pronunciar una o algunas palabras normalmente sin coherencia. También puede llevar a cabo conductas más complejas como andar por la habitación o estancia, abrir o cerrar puertas, ventanas y otras, menos frecuentes, como lavarse o comer. Todo ello sucede con total indiferencia hacia las personas u objetos que puedan estar en su entorno inmediato.Estos episodios suelen durar unos minutos y tienen lugar en el primer tercio de la noche (sueño de ondas lentas) y a menos que se le despierte mientras sucede, no recordará nada al día siguiente


Orientaciones para tratar el sonambulismo: no suele ser necesario ningún tipo de tratamiento. Los episodios aislados no deben ser motivo de preocupación pero si se repiten con cierta frecuencia es aconsejable acudir al médico.La principal precaución que deben adoptar los padres es el asegurarse de que el niño no pueda hacerse ningún tipo de daño durante el episodio. Igualmente deberán evitar los factores de riesgo antes señalados.


Somniloquia: Es un fenómeno inocuo, que suele llamar mucho la atención de los padres y que, en ocasiones, produce preocupación. Consiste en episodios de hablar durante el sueño. Se trata normalmente de la emisión de palabras ininteligibles o conjunto de ellas formando frases cortas. Pueden acompañarse de risas, gritos o llantos. No suelen despertar al niño pero pueden resultar molesto para otros.Estas manifestaciones son muy frecuentes en la población infantil. Alrededor del 50% de la población de niños de 3 a 10 años presenta somniloquios al menos una vez al año.
En el tratamiento de la somniloquia suele utilizarse un dispositivo electrónico que emite un sonido molesto justo cuando el niño comienza a hablar. El dispositivo se desconecta pulsando un botón.




Bibliografía.

http://online.um.edu.mx/comunicando/Articulos.aspx?idArt=51
http://www.losanteojosdeltata.com.ar/noticias_detalle.php?id=566

 http://www.psicodiagnosis.es/areaclinica/otrostrastornosclinicos/trastornosdelsueoinfantil/index.php

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